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martes, 25 de febrero de 2014

Sobre la Carta de Jamaica por Simón Bolívar






Si bien es muy cierto, dicho sujeto escribía con toda pericia, plasmó con mucha particularidad su percepción del mundo, sus palabras nos permiten viajar en el tiempo y contextualizarnos en aquel entonces, donde el hombre al igual que hoy en día, quiere ser satisfacer su narcicismo de ser poderoso en la sociedad, de ser quien impone las reglas del juego, de ser coactivo y supremo.

 A diferencia de hoy en día nuestros líderes, no luchan por su patria, aquel amor a su tierra y gente se ha perdido, se volvieron del otro bando, son tan antipatriotas que hasta venden el país a los extranjeros, explotan las personas y los recursos que les pertenecen. Ahora no llegan en caballos, con biblias y cristianos, no, ahora vienen con trajes y corbata, con identidades falsas y contratos llenos de muy malos chistes, con los que pretenden comprar el mundo entero sin ninguna pena ni vergüenza burlándose de la inteligencia de los humildes, quienes por cierto muchos de ellos lastimosamente sufren se malinchismo, se enamoran de cualquier apellido extranjero, con el autoestima colectivo por el piso, como si no valieran nada, les reciben como si fueran dioses, mientras que en su habla interna estos extranjeros se mueren de risa.

 Claramente, el paralelo entre lo sucedido en los años en que Bolívar escribió la carta y la actualidad, se puede discernir que las necesidades de independencia ya pasaron a un segundo plano, donde la generalidad y la búsqueda del bien común, al justicia y los valores éticos que permiten una convivencia sana, son discursos que entran por un oído y salen por el otro, porque como se ve actualmente solo los que tienen el poder se benefician de su jurisdicción que representa la mayor hipocresía para todos. Los americanos consiguieron independizarse, costó la vida de muchas personas, mataron al tigre y se asustaron con el cuero, porque en la sociedad, como en una familia, todos quieren ser el padre, no hallaron otra cosa que pelearse por el poder como en un hogar pelean los hermanos.


jueves, 6 de febrero de 2014

¿Qué es Leer?



¿Qué es Leer?
Sin duda alguna la acción más difícil. Lo que más le cuesta al hombre aprender, o por lo menos a la mayoría. El uso del lenguaje es el resultado de la evolución de la comunicación, de la expresión de los sentimientos y el desarrollo del pensamiento, ya que se trata de un sistema de símbolos y reglas complejas en diferentes grados, pero que a pesar de todo, no logra dominar en absoluto. Es una tarea que cuesta más de una vida entera. Recientemente se vive el impacto de la globalización, lo que genera un sobre esfuerzo por parte de cada habitante por aprender a comunicarse con los suyos y con los de otros contextos, de lo contrario, sería considerado por sus congéneres como un analfabeta, un sujeto encerrado en su época. A pesar de todo, la realidad no es tan caótica, siempre está la otra cara de la moneda, por ello existen grandes escritores, novelistas, periodistas, etc. En este caso para centrarse en responder a pregunta de qué es leer, serán de referencia dos grandes autores como Estanislao Zuleta y Daniel Pennac.
En la perspectiva de Zuleta, leer implica descifrar, interpretar, trabajar, es decir, que aquellos símbolos y códigos establecidos en conceso lleven a entender mediante su significación el texto, de modo que el lector tiene que tener en cuenta que el significado y valor de lo que descifra en una lectura, puede adquirir otros en otra, pues los términos dependen del propósito con el que se emplean. Entonces, lo que se puede inferir a partir de lo que se concibe como lectura, se dice que no existe la lectura objetiva, ya que puede haber interpretaciones bastante contradictorias. Además de ser sumamente subjetiva y que su significación depende de quien lo escribe y el propósito con el que lo hace, se tendería a pensar que es un reflejo fidedigno del pensamiento del autor, más sin embargo, el acto de leer también implica identificar que aquellas palabras son una asociación de textos leídos e interiorizados por quien lo escribe.
Después de aquel preámbulo sobre lo que se entiende del término “leer”, Zuleta expone su teoría de la lectura en la que pone de manifiesto palabras de Nietzsche para explicarla. Comienza con dos posturas completamente contradictorias, siendo la primera la de una lectura en la que solo se puede entender lo que la experiencia ya ha dictado en la vida del individuo, con la imposibilidad de entender lo que jamás se ha vivido, no se puede leer en lo que no está lo que ya se sabe. Y la segunda plantea al lector como un arqueólogo del conocimiento que sin miedo se arriesga a descubrir otro mundo. Por consiguiente plantea que el lector ideal es aquel que tiene pre saberes y está dispuesto a transformarse, a cuestionarse acerca de lo que se lee, busca resolver un problema y elaborar el texto, con la finalidad de ganar capital simbólico que le aporta cultura, la posibilidad de transmitirlo y ampliarlo.
Abordando a Daniel Pennac respecto a su obra “Como una novela”, leer, es entendido como un acto, un acto en el que hay que rumiar, masticar, tal cual lo expresa Zuleta citando a Nietzsche, hay que imaginar, hay una creación holográfica en nuestra mente permanentemente. Este acto tiene que ser enseñado a los niños desde pequeños, ya que estimula su pensamiento y escapa de cualquier facilismo audiovisual, debe ser un acto visto como un obsequio, no algo que se gana o se pierde, pues de ser así, lo más probable es que los pequeños se frustren y se alejen de tal momento de liberación, se perderían de aquel momento de intimidad, de absolución en el que el lector elabora un mundo interno y escapa por un momento de la realidad y la contaminación de la estupidez para reflexionar y desear cada vez más ser un receptor, un autor y un transmisor del mundo de las ideas, a medida que aprende a leer y escribir, a expresarse con el lenguaje, sube al pico de la autorrealización de la especie humana.